(Extracto ‘Leopoldo Nòvoa. Memoriales’. Catalogo Circulo de Bellas Artes. Madrid, 2003)
…En el ano 1979 un incendio destruye su taller du Faubourg Saint Antoine, así, escuetamente, queda recogido el dato en la biografía de Nòvoa. No es este un detalle anecdótico. La poética del Nòvoa posterior no se entendería si no repararamos en este suceso. El fuego hace desaparecer muchas de sus obras, y obliga a Nòvoa a una recapitulación. Nòvoa es consciente de que la historia del arte realiza una suma de obras que perduraron y de obras que se perdieron. Ahora recuerdo que una de las series de Francis Bacon, la que representa a Van Gogh paseando por el campo, menciona un cuadro del pintor holandés que está desaparecido o destruido. A partir del incendio del 79 , Nòvoa no se conforma con mencionar o reescribir la obra perdida, que también lo hace. Encuentra un nuevo material : la ceniza. La luz puede ser negra, podríamos dictaminar recuperando una idea anteriormente manifestada. La ceniza se convertirá en la materia prima de muchos de los cuadros de Nòvoa. Negro sobre negro y, no obstante, negro vivo, tembloroso, inquietante. Alguien que pinta con ceniza, crea sombras sobre sombras.
Pero no nos llamemos a engaño. Existe un Leopoldo Nòvoa de pinturas negras y un Leopoldo Nòvoa de pinturas blancas. En el fondo, los dos son complementarios. Existe un Leopoldo Nòvoa que ensalza el caos, la destrucción, el fuego y existe un Leopoldo Nòvoa sereno, contenido, silencioso. Esta es la contradicción que fertiliza toda su obra……En este universo artístico contemplamos hace unos dias una de sus últimas obras : un tríptico de grandes proporciones. Inscritos en la materia, tres objetos reconocibles : una cruz, una escalera de mano y otra escalera. Tres símbolos de un calvario al que asciende la raza del hombre. Ahora me doy cuenta. Los cuadros más ambiciosos de Nòvoa tienen la vocacion de ser memoriales. En vez de nombres de caídos, en ellos aparecen signos, grafías, cosas deshauciadas o sutiles. En estos cuadros podemos leer las tragedias de nuestro tiempo. Las razones de Nòvoa no son las del nihilista, porque él puede aceptar el caos pero no el nihilismo. A mi juicio, hay algo en su obra profundamente religioso. Se trata de la religion de los agnósticos que han vivido la crisis de la cultura y la crisis del arte. Construir sobre las ruinas del mundo. Acaso salvar una pequeña piedra dura e insensible….
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