«El centenario del nacimiento de un pintor se convierte en una cita para volver a visitar su carrera y dejar marcados momentos de una vida que se hunde en la obra misma, en este caso, de un artista que entendió la pintura como un escenario atemporal en el que proponer una exploración de lo que somos. A partir del contraste de materiales y la generación de un territorio que, como en algunos creadores, desde nuestra ausencia en el cuadro, trató de rastrear nuestro paso por este mundo desde una lírica que convertía los cuadros en un ensayo seductor de posibilidades de expresión plástica», escribe Ramón Rozas en GaliciaE.

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