Extracto de ‘De otros usos del cáñamo’. Territorios, Siglo XX Ediciones. Mexico, 1978.
…Entre sus muchas propiedades magicas esta la de cambiar de nombre apenas cruza el Atlantico ; en Espana se llama cordel, en Montevideo o Buenos Aires piolin. Protagonista o intercesor de incontables metamorfosis- su nombre, sus dibujos, sus funciones- el cordel que yo llamo piolin es uno de esos elementos que pueblan imborrablemente el museo de mi infancia, y que a lo largo de la vida se han mantenido en un profundo inexplicable contacto con mi vision de las cosas. Leopoldo Novoa lo sabe ahora : me basto mirar algunas de sus obras para encontrar el rumbo y la justificacion de estas lineas. Sin decirnoslo, fue como sentir que existe en el mundo una fraternidad innominada de artistas y poetas para quienes el piolin vale como signo masonico, como santo y sena sigiloso. Detras, quiza, el mito de Aracne y la inmensa telarana de las afinidades electivas ; no cualquiera, sea dicho sin énfasis, merece la hermandad universal del piolin.
Era casi fatal que unos anos mas tarde, en su ultimo delirio de lucidez, Un tal Horacio Oliveira se parapetara detras de una terrible, precaria defensa de piolines ; y que mucho después, hoy, estas palabras vinieran a encontrarse con los piolines que el arte de Leopoldo Novoa alza como nadie a su vocacion de signos, de indicaciones, de instrumentos para una nautica que acata otras cartografias, que busca las tierras incognitas de la sola realidad que nos importa…
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