Extracto del texto publicado por primera vez en el catalogo de la exposicion ‘Leopoldo Novoa’, en el Ulster Museum de Belfast, 1973
…En un periodo artistico en que nos vemos asaltados de todos lados por recetas conceptuales para obras enmarcadas y colgadas en las galerias de arte como verdaderos cuadros, con melodramaticas representaciones neorrealistas, o por la violencia de unos contrastes materiales reales o sugeridos, la modestia, el control y la integridad composicional de la obra de Leopoldo Novoa se nos aparece al principio como un fenomeno extranamente aislado. Una expresion solitaria en su sobriedad y la disciplina de superficies casi monocromas, avivadas por una lenta danza de color en sus formas de relieves redondeadas, en sus lineas afiladas que reflejan la luz desde el borde, las agudas aristas banadas de luz, incluso perforaciones en la superficie del cuadro. El conjunto presenta una unidad evidente en la vitalidad ritmica, un toque de misterio en el claroscuro y una satisfaccion sensual : todo lo cual conforma un placer delicado y sutil.
Pero si bien a primera vista la pintura de Novoa parece constituir un fenomeno aislado, si nos alejamos de las expresiones mas ruidosas y agresivas que nos rodean actualmente nos damos cuenta que Novoa no improvisa, su lenguaje tan claramente personal forma parte de una continuidad de expresion, sin duda individualizada como corresponde al verdadero arte…
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